jueves, 8 de febrero de 2018




Sara e Kali: la sierva íntima de María - I [1].

por Vāyu-sakha.

Sara es una mujer enigmática. Aun cuando ha estado presente y se la ha llamado de diversas maneras a lo largo de los siglos, su incierto origen y su legendaria labor e influencia cristianas -poco y nada reconocidas- han favorecido al fin una imagen bastante difusa de su persona [2]. 

Dentro del catolicismo, se estima que el culto a santa Sara habría pasado inadvertido durante mucho tiempo hasta venir a adquirir una particular y remarcable vitalidad gracias al fervor devocional de los romaníes; si bien se desconoce, también, el preciso momento y razón por la que los éstos habrían empezado a venerarla.

¿Qué sabemos, en verdad, de los orígenes y la personalidad de esta mujer? 

Alrededor de 1345, el fraile carmelita Jean [Fillons] de Venette escribió un poema de 40 mil versos octosílabos titulado: La vie des troys maries, en donde por vez primera hace mención de Sara [3]. Y la menciona de una forma muy especial, pues Sara se irá manifestando como la sierva íntima y dedicada de la Virgen María.

Veamos un fragmento del capítulo LXVI del poema, en donde Sara hace su histórica aparición dentro de la antigua literatura católica [4].


...


Comme les deux ſeurs deſſuſ dces
alerent demourer en ihrlm auecqs
nre dame leur ſeur & auec ioſeph.

[…]

Les ſeurs ſe ſont tant anāchies
Iuſqua lius ſe ſont approuchies
De la vierge puis ſont paſſees
Dedens loſtel toutes laſſees
Et dirent en entrant leans
La pax de dieu ſi ſont ceans
La chambriere qui loſtel garde
Les voit entrer ſi les regarde
Ceſt ſarrette qui moult fu ſarge
Debel parler de doulx langarge
A conitre fu en egipte
Iadis quant la furent la fuite
Et ihucriſt qui fu mene
Petit enfant deſconforte
Pou herude qui lors occur
Le vouloit et mettre a martur
Sicom dit ay pavey deuant
Ore au propos diſons auant.


Cómo las dos hermanas mencionadas
fueron a vivir en Jerusalén junto
a nuestra Señora -su hermana- y a José.

[…]

Las hermanas estuvieron muy apesadumbradas
hasta que se acercaron al lugar
de la Virgen; e ingresaron luego
a la hospedería completamente cansadas.
Y al entrar ahí dijeron:
“Que la paz de Dios esté en este lugar”.
La sierva que atendía la hospedería
las vio entrar y les ofreció sus respetos.
Era Sara, quien ardía mucho en el
deseo de hablar el dulce lenguaje.
Ella había sido conocida en Egipto
cuando fueron hacia allá en la huida,
y cuando Jesucristo fue conducido
como pequeño niño desconsolado.
Pues el insigne Herodes, que estaba entonces,
lo quería someter al martirio;
ya que había expresado: “¡Ay!, en el camino por delante
oremos por lo que se nos ha dicho”.


...


En esta simple pieza, Sara se nos muestra como una mujer amable, ansiosa por el diálogo cristiano y de procedencia egipcia. Ya que fue conocida durante el exilio de la sagrada familia a Egipto (Mt. 2.13-23), podemos suponer que habría sido casi de la misma edad que la Virgen para haberle resultado de ayuda; es decir, habría sido una adolescente llena de vitalidad, al igual que aquella [5].

Nótese que Venette no dice que Sara fuera egipcia sino que: A conitre fu en egipte | “Ella había sido conocida en Egipto”. Entonces, ¿de dónde sería originaria? Personalmente, diría -sin objetivas pruebas por el momento- que su ascendencia podría remontarse mucho más al oriente. Aunque las antiguas relaciones entre India y Egipto han sido poco exploradas, se sugiere que las mismas habrían sido bastante significativas, sobre todo nivel cultural. Ya en los alrededores del s. III, por ejemplo, Filostrato decía lo siguiente: Fuit itaque quondam tempus, quando hæc loca Æthiopes incoluere, genus Indicum ſane: verum Æthiopia nondum erat | “Por lo tanto, hubo un tiempo en que este lugar fue habitado por etíopes, quienes eran una raza india; fue cuando Etiopía aún no existía como tal” [6]. Y poco después, en el s. IV, Eusebio de Cesarea afirmaba también: Æthiopes ab Indo flumine conſurgentes, iuxta Ægyptum conſederunt| “Los etíopes provenían del río Indo y se asentaron cerca de Egipto” [7]. ¿Es posible, entonces, que Sara perteneciera al linaje de una olvidada comunidad india asentada en los márgenes del Nilo?

A lo largo del tiempo, la sierva de María ha recibido diversos apelativos, como: Sarah, Sara la Egipcia, santa Sara del Mar, Sara la negra, Sara e Kali, Kali Sara, etc. Al presentarla por vez primera, sin embargo, el manuscrito de 1345 la llama: ſarrette; el texto de 1347, por su parte, registra inicialmente: ſarerte; mientras que el de 1357 dice primero: ſarepte [8]. Puesto que como teólogo Venette conocía bien el latín y el francés medieval de su época, ¿por qué no habría escrito simplemente: sarai, sarah o sara, si es que hubiera querido nombrar a aquella mujer al igual que a la esposa de Abraham? Y puesto que la mayoría de los copistas de aquel entonces también estaban familiarizados con el sencillo nombre bíblico de sara, ¿por qué habrían vacilado tanto para registrarla de esa manera? Estamos, sin duda, ante el intento de adaptación de un nombre femenino desconocido en Francia; tal como podría serlo el milenario nombre de: sāradā o śāradā? [9].

Si Sara hubiese sido inicialmente una figura divina o una noble matriarca de origen indio, su ferviente veneración por parte de los romaníes estaría más que justificada, ya que ningún grupo abrahámico perteneciente al judaísmo o islamismo –mucho menos uno celoso de su pretendida pureza- se atrevería a realizar tal acto de culto.

Sin embargo, más allá de estas suposiciones personales y primarias, sería bueno preguntarnos: ¿dónde habría estado Sara durante los más de diez siglos anteriores a esta súbita aparición lírica? ¿Cuáles habrían sido las fuentes escritas u orales de las que se sirvió Venette? ¿Puede que la presencia de Sara respondiese sólo a confusos rezagos de un eco antiguo, a destellos de una especie de revelación privada o a una pura imaginación piadosa? Sobre todo, ¿por qué los romaníes habrían empezado a identificarse tanto con Sara e Kali?


Notas:

1. El título simplemente obedece a lo que se desprende de los textos medievales y propios de la modernidad temprana que abordaré en tres segmentos. A partir de tales fuentes, el íntimo servicio realizado por Sara a una mujer de nombre: María, puede aludir tanto a la asistencia que le prestó a la Madre de Dios como a la que le concediera también a María Jacobea y María Salomé, consideradas hermanas de la primera.
2. Este hecho propicia el lamentable acto de apropiación y distorsión de su imagen que vienen realizando diversos grupos de dudosa espiritualidad.  
3. La versión digital del ms. 24311 posee una inscripción en latín que le concede la fecha mencionada, la cual difiere del ms. 24434 que en sus márgenes registra el año 1347 y aun del ms. 12468 que anota 1357. Verán que estas obras son muy anteriores a 1521, fecha de edición de La legende des ſaintes marie jacobi et marie ſalome de Vincens Phillipon, obra que es, en verdad, casi una tardía adaptación en prosa del poema de Venette.
4. No existe una traducción al español al momento; ni siquiera al francés actual. He tomado solo este fragmento debido a que me resulta ardua la transcripción a partir de los microfilms digitalizados sin demasiada definición. Téngase en cuenta, además, que debido a la falta de signos diacríticos las letras que he subrayado corresponden al vinculum o línea superior usada en la Edad Media para las abreviaturas.
5. Atendiendo a los detalles de su actividad mencionados en el posterior relato, no es demasiado probable que haya sido una niña ni tampoco una mujer ya madura.
6. Vita Apollonii, lib. III, cap. VI.
7. Chronicon, lib. II.
8. Los manuscritos tienen la misma procedencia que la fuente principal del presente texto.
9. Nombres sánscritos de la diosa Bhavānī, esposa de Śiva; son todavía muy frecuentes en la India.


...

Fuente: De Venette, Jean (1345). La vie des troys maries. Ms. 24311, Bibliothèque nationale de France. 




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